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Claramente lo dijiste..

Hoy llegué de la oficina y como todos los días te hice fiesta.. pero en esta ocasión empezaste a llorar como poquito y no dejaste de hacerlo hasta que fui contigo, me aventaste tus brazos (que esa algo que llevas apenas una semana haciendo) y te cargue! te morías de felicidad!! “uuuuu” decias!!
Se me llenó el pecho de orgullo.