Gateas ya mucho mejor, sólo los dos piecitos marcando las 4:30 de la tarde pero por lo menos ya con las 2 rodillas.
Y vas de un lado al otro, y de pronto tienes movimientos que se parecen a los del abuelo cuando no trae su aparato.
Pero así, con todos tus esfuerzos te vas de la terraza a la canasta que está sobre el baúl en el cuarto de tele. Te paras junto a él, te subes en el y de pronto, echas tu cabecita sobre la cobija que está dentro de la canasta y mientras mamá dice “hay! Qué rico!” tu pones tu cachete en la cobija super suavecita y tu cara hace un gesto de felicidad!