Sin que nadie te enseñara y sin mucha alaraca aprendiste sólo a bajarte de los lugares, ya fuera un escalón, un sillón o la cama entendiste que para bajar y no darte en la torre había que echar los pies primero, deslizarlos y dejar ir el cuerpo poco a poco hasta que tocaran tus pies algo firme. Lo mejor es ver cómo lo hiciste sólo, como descubriste ese movimiento necesario por tu cuenta… Pero es fascinante ver cómo a veces no calculas al 100% la dimensión y bajas del tapete como si fuera un escalón o te le quedas viendo fijamente al cambio de color del piso para ver cómo afrontarlo!