Desde que Pedro era chiquito notábamos que lloraba más que los demás, que no era fácil cargarlo y que se enojaba fácilmente.
Nos tardamos un poco en darnos cuenta que no sólo era la intolerancia a la leche sino que era un bebé que tenía sus sentidos hipersensibles.
Descubrimos a Pili y el mundo nos sonrió grandemente.
Cuando naciste tú, luego luego me dí cuenta de que podías tener algo parecido… Estabas como tablita de rígido, llorabas cuando te cambiábamos y no te gustaba ponerte boca abajo.
Rápidamente fuimos con Pili y el mamádiagnóstico era bueno, necesitabas terapia. Pero te chocaba, mucho más que a Pedro, te enojaba y no soportabas a Pili.
Hoy la adoras, por primera vez empezaste a darle los brazos, a abrazarla, a querer más tiempo y a disfrutar y jugar en todo lo que te ponía.
No cabe duda que a todo se acostumbra uno, y que perdemos la emoción y valoramos.
Eres grande! Te amo!