No creo tener el fuerte y el débil, el grande y el chico, el duro y el sensible… creo que la vida, las circunstancias, el papel que te toca jugar y el que te damos los demás te va moldeando. Yo quiero que los sean lo que cada uno tiene que ser, así, sin más.
Pero quiero agradecerte Tomás que a pesar de ser el chico, entiendes muchas veces que hay que guardar silencio, o prestar tu juguete, o que no es momento de empeorar los berrinches, o que abrazas cuando es necesario o que comes bien cuando debes.
Gracias amorcito por aprender a ser hermano chico sin tanto remordimiento.