El no dirigir nuestra atención a nuestras pasiones nos pone en riesgo de ser irrelevantes. Irrelevantes para nosotros mismos. Y eso es peligroso. No sólo porque nos desviamos sino porque al final del día no estaremos contentos si no perseguimos aquello que añorábamos.
Aprendamos a seguir las pasiones, a perseguirlas, a buscarlas. Será la única manera de ser felices y de emprender una vida llena de retos y satisfacciones.