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EL CORRAL 

 

Cuando te empezaste a sentar solito Abi nos regaló un corral. Al principio yo pensé que no lo usaríamos tanto. Creencia erronea. Lo usamos sin parar. Te acostabas, leias, jugabas, trepabas, etc. pero fue la mejor manera del mundo en la que te pudimos tener un poco controlado. Y lo mejor es que disfrutabas tu espacio, donde nadie más que juguetes se metian ahí contigo. Y bueno, de vez en cuando, nos metiamos a leer o a jugar contigo ahí, pero era tú espacio.