Te aprendiste la palabra en un segundo. La repites con mucha facilidad. Pero lo impresionante es el uso que le das. “Tomás quieres comer”, “Nunca”. “Tomás vámonos a dormir”, “Nunca mamá, nunca”. “Tomás ya apúrate vámonos a la escuela”, “Nunca”. Jajajaja me puedo morir de la risa.
El otro día ya no sabía si reír o llorar… “Tomás cuánto me quieres?”, “Nunca”.