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UN DIA COTIDIANO

 

Cuando conocí a papá le tenía miedo, por no decir casi pavor, a la cotidianeidad… nos pasamos varios mails largos discutiendo si era bueno o no llegar a que la vida fuera cotidiana.  Yo me reusaba, papá decía que no era mala, y que de una u otra forma era a lo que todos teníamos o podíamos aspirar.  Me costó años entender y quizá unos pocos más aceptar y apreciarlo.  Pero hoy puedo decir que me gusta, me da tranquilidad y puedo entonces disfrutar de las cosas chiquitas que parecieran insignificantes sin estar esperando las grandes y groundbreaking todo el tiempo.